Crónica de una muerte anunciada es
una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, publicada por
primera vez en 1981. Fue incluida en la lista de las 100 mejores novelas en
español del siglo XX del periódico español El Mundo.
En un pequeño y aislado pueblo en la
costa del Caribe, se casan Bayardo San Román, un hombre rico y recién llegado,
y Ángela Vicario. Al celebrar su boda, los recién casados se van a su nueva
casa, y allí Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Cuando lo descubre,
devuelve a Ángela Vicario a la casa de sus padres, donde su madre la muele a
golpes, Ángela culpa a Santiago Nasar, un vecino del pueblo.
Los hermanos Vicario –Pedro y
Pablo–, obligados por la defensa del honor familiar, anuncian a la mayoría del
pueblo que matarían a Santiago Nasar. Nasar no se entera, sino minutos antes de
morir. Los hermanos matan a Santiago, después de pensarlo en varias ocasiones,
en la puerta de su casa, a la vista de la gente que no hizo o no pudo hacer
nada para evitarlo. A los 27 años, un amigo de Santiago (el narrador)
reconstruye los hechos de los que él fue testigo.
Mi opinión:
Y volvemos con otra entrega de este
apartado. Sólo que esta vez, le toca al señorón Márquez.
Nuevamente, una lectura que hice en
conjunto con Makoto Black, una de mis hermanas mayores. Tengo que decir que a
mí Márquez me da como alergia, y esta novela más, porque me obligaron a leerla
durante la preparatoria, y no la soporté. Creo que no estaba lista para ella,
como dije en el primer artículo de esta sección, hay libros para cada edad.
La cuestión es que ahora no leí por
placer, sino por estudio, para aprender de los clásicos
Hay un error que cometí, y fue
leerme un prólogo que venía en este libro (ya ni me acuerdo quién lo escribió),
en donde se ensalzaba la grandeza de esta novela, vendiéndome una idea falsa
(con lo que me choca que hagan eso) de lo que era. Por ende, las primeras
páginas fueron torturadoras. Espantosas. Las sufrí. No encontraba el sentido a
la obra, porque desde la sinopsis ya todo está dicho, entonces, ¿dónde radica
la magia? ¿Dónde está lo elegante, el toque, lo brillante del libro?
A pesar de lo corto que es, la
ambientación sobre el entorno, las personas y los eventos que rodearán al
principal se toman lo suyo, porque esto transcurre como una colecta de chismes.
Que si fulano dijo tal cosa, que si a perengana le pareció tal, que si sultana
juraba que…y mientras, el lector ya sabe que al protagonista lo van a matar. Francamente,
para mí fue de lo más desquiciante y aburrido. Pero ah, entonces comienza el
baile.
Y es que del tedio Gabriel García Márquez
salta a la acción con una agilidad inigualable. Un salto limpio y cuya
trayectoria se logra ver con total claridad. Los comentarios casuales cobran
sentido. La narración, al principio torpe y somnífera (no sé cómo más
describirla) agarra firmeza, su propio tono, su propio estilo.
Los personajes dejan de ser chismes
de boca en boca y adquieren características imaginables y personalidad. Se
empieza a ubicar quién es fulana y quién sultana, si bien no falta quién pase
desapercibido por completo.
Cuando te vienes a dar cuenta, dejas
de dar vueltas entre el pasado y el futuro para aterrizar en el presente, en
donde una carrera demencial ha iniciado, todo con el objetivo de advertirle al
protagonista que lo van a matar. Te olvidas de que es algo inevitable, estás
tan metido en la trama que crees que puedes correr y llegar a impedirlo. Un
frenesí se apodera de uno como lector, porque en la recta final eso tiene este
libro, un frenesí que te hace brincar, pegar grititos para terminar en estado
de shock, porque lo que comienza como un pleito de pueblo, acaba como una
novela de Stephen King, aterrador, escalofriante, tan traumatizante que estuve a dos segundos de dejar el libro de puro
espanto.
Pero lo terminé. Llegué al final con
una sensación extraña pero agradable, porque al término de la historia resulta
que sí hay magia, pero no es del tipo que sale tras agitarse una varita, sino
ese espasmo tan místico y hechizante que posee el destino. Me quedé reflexiva,
helada de miedo, y admirando cómo en tan pocas páginas Gabriel García Márquez
transmite todo este misterio acerca de si nuestra vida está escrita o no, si
tenemos poder sobre ella, o simplemente el mundo, la vida misma es un
rompecabezas cuyas piezas van encajando hasta formar un cuadro, un inevitable y
sorpresivo cuadro, que puede o no unirse a otros más para formar una inmensa
imagen.
Recomendable para lectores pacientes
y perseverantes. Repito, es un libro muy pequeñito, pero quiere dedicación. Aún
no sé cuál será mi siguiente clásico (he agarrado varios libros pero nada más
no), pero espero de todo corazón que la siguiente cosa que agarre de este
hombre, me deje tan buen sabor de boca.
En fin, ya saben, dudas o
comentarios, ¡tecleen que yo los leo!
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