¡Hola caracolas!
Al fin puedo arrancar este proyecto
del que ya les he venido hablando por ahí.
Y es que una de mis hermanas (Makoto
Black) me propuso leer los clásicos. Todo surgió porque yo le comenté que
sentía que algo le faltaba a mi estilo y narración. Entonces ella me contestó: «Lo
que sucede es que ya te has leído casi todo lo nuevo. Falta, entonces, que te
leas los clásicos». Yo refunfuñé, porque tengo un trauma con los clásicos,
gracias a que en la escuela buscaban metérnoslos a la fuerza, y eso era algo
que me mortificaba muchísimo, porque encima, nos tachaban de idiotas e incultos
si se nos veía leyendo otras cosas.
Sin embargo, hube de reconocer la
verdad. Si yo, que proclamo a los cuatro vientos que de todo libro se puede
aprender (sí, incluso de ciertas novelas cuyos títulos no mencionaré),
entonces, no podía rechazar los clásicos, porque me gustase o no admitirlo, son
los que pusieron las bases para muchos estilos y géneros.
Así pues, acepté el desafío, y junto
con ella (bueno, ella en su casa y yo en la mía xD) comenzamos a leer: «Los
versos satánicos», de Salman Rushdie.
Los versos satánicos (título
original en inglés: The Satanic Verses) es la cuarta novela del escritor indio
nacionalizado británico Salman Rushdie, publicada por primera vez en 1988. El
título hace referencia a los versos satánicos, un intento de interpolación en
el Corán descrito en la biografía de Mahoma escrita por Ibn Ishaq.
La novela narra la historia de
Gibreel Farishta y Saladin Chamcha, dos actores de origen indio. Farishta es
una estrella de Bollywood especializado en papeles religiosos con un fuerte
complejo de superioridad; Chamcha, un emigrante que ha roto con su pasada
identidad hindú, trabaja como actor de voz para comerciales, experto en adoptar
cualquier acento, lo que le ha ganado la fama del "Hombre de las Mil
Voces".
Al principio de la novela ambos caen
en picado, al haber explotado, en un atentado el avión en el que viajaban, el
Bostan 706, de India a Inglaterra. Sin embargo, sobreviven milagrosamente al
caer cerca de las costas inglesas, transformados Farishta con una aureola
angelical y Chamcha con unas nacientes protuberancias en la frente,
respectivamente arcángel Gabriel y Shaitan.
Sus caminos se separan en la casa de
playa de la señora Rose Diamond en donde son buscados por la policía acusados
de ser inmigrantes ilegales, pero sólo es puesto bajo custodia Saladin Chamcha,
puesto que Gabriel se les presenta a los oficiales irradiando la luz angelical
de su aureola, convenciéndoles de su honesta estancia en el país sin tan
siquiera decir una palabra. En cambio, a Chamcha, con sus ahora enormes cuernos
caprinos que no solo lo delatan como extranjero sino que lo convierten en la
viva representación de todo lo que es maligno y engañoso, los oficiales se lo
llevan entre burlas y abusos físicos, a pesar de que afirma ser ciudadano
inglés y ser sobreviviente del Bostan. Farishta lo observa todo como alejado,
en trance, y no intenta siquiera ayudar
A la par de la narrativa principal,
se intercalan visiones soñadas por Gibreel Farishta, que lo representan como el
mensajero de Dios. Una de estas visiones narra la historia de Ayeesha, una
joven campesina hindú, quien dice recibir mensajes de Dios a través del
Arcángel Gabriel. Ella encabeza una peregrinación a La Meca, a pie, a través de
la India.
La publicación del libro en 1988, en
el Reino Unido, trajo consigo una fuerte polémica, desde la prohibición y quema
del libro en los países musulmanes así como disturbios tanto en Inglaterra como
en Estados Unidos. El 14 de febrero de 1989, el ayatolá Jomeini proclama una
fatwa, instando a la población musulmana a ejecutar a cualquier persona
relacionada con la publicación del libro. Una Bonyad o fundación religiosa
iraní llega incluso a ofrecer una recompensa en efectivo por la muerte de
Rushdie quien dos días después sería puesto bajo protección del gobierno
británico las 24 h del día. Tales precauciones fueron fundamentadas cuando los
traductores Hitoshi Igarashi y Ettore Capriolo así como el editor noruego
Wiliam Nygaard fueron brutalmente atacados, en distintas localidades, por
fanáticos musulmanes. El traductor de la edición japonesa murió a consecuencia
de las heridas infligidas en dicho ataque.
La fatwa hacia Salman Rushdie sigue
vigente, según reporta la agencia de noticias oficial del estado iraní, y la
recompensa asciende a U$D 2,8 millones ofrecidos por una bonyad financiada por
el gobierno.
Mi opinión:
Cuando me sugirieron este libro solo
sabía que había desatado una gran polémica, pero desconocía por qué y hasta qué
nivel.
Sumergirme en sus páginas fue difícil.
El estilo de Rushdie es de esos que comienzan hablándote del clima, para
después pasar al gato de tu vecina, luego a lo que se hará de almuerzo la
semana que viene y por último de vuelta al clima. Es vertiginoso. Muy, muy
confuso, debo admitirlo, y tuve que leerlo con muuuucha calma, dudando en más
de una ocasión en si dejarlo o no. Pero entonces le cogí el tranquillo y el
ritmo a la cosa, y fue cuando pude comenzar a disfrutar de la lectura, a
interesarme por los personajes, sus vidas pasadas, el contexto en el que se
desenvolvían, notando incluso la delicadeza y maestría con la que Salman
Rushdie cambia de tema sin que te des cuenta, hilvanando una cosa con otra,
cosas que aparentemente no tienen sentido, pero que cobran claridad en páginas
más adelante.
Sin embargo, la narración no fue el
aspecto que más me cautivó. No, uno de los tesoros que me llevo de este libro son
los personajes. Y es que el autor tiene un don para construir personajes de tan
compleja personalidad. Qué manera de plasmar sentimientos encontrados, manías,
adquisición de ideas que se creen propias pero que no lo son, “traumas” propios…es
una obra maestra. Mi favorito ha sido Chamcha, quizá por lo contradictorio que
es, quizá porque me recuerda a mí, o porque siento que en él hay gran parte de
la humanidad reflejada.
No, miento, la humanidad está
reflejada en la trama.
Pareciera que todo acaba con esos
dos, pero no es así. El trasfondo de todo esto es impresionante, o al menos a
mí me ha dejado muy conmocionada, porque aunque el libro tiene sus años de
haber sido publicado, es tan aplicable al hoy, representando y abordando no
solo a la religión musulmana, sino a todas las religiones, a todos los hombres
y mujeres, porque en este libro el que no cae resbala. Un libro muy fuerte, no
apto para quien busca una lectura ligera, sino para quien quiere sentarse a
filosofar sobre la vida y analizar la luz y las tinieblas que hay, sin
excepción, en cada uno de nuestros corazones. Me ha dejado con la boca abierta,
y si no le he dado el cinco en goodreads fue porque la lentitud de la narrativa
me desquiciaba y o perdía en determinados momentos.
Finalmente, me gustaría compartir
con ustedes algo que descubrí mientras leía este libro.
Existe muchísima gente que se queja
que lo que se publica ahora es basura, que no enseña nada…y con Salman Rushdie
he descubierto que no es cierto. La diferencia entre lo clásico y lo actual
radica, más bien, en que los libros clásicos plasmaban de forma casi directa
las reflexiones o los puntos cruciales a donde quieren llegar, mientras que las
novelas de ahora no lo hacen, velado su propósito o reflexión por personajes
que aparentemente están vacíos o por tramas cuyo contenido, de nueva cuenta,
parece insulsa. Pero es que el problema no está en el escritor, sino en el
lector. Vamos a ver, si a un adolescente, que ya tiene un montón de cosas en
las que pensar y por las que preocuparse (quizá no tan importantes o
trascendentales para los adultos, pero al fin y al cabo, son sus cosas y
merecen respeto), resulta imposible pedirle que se meta a un mundo tan complejo
y metafórico como lo es esta obra, o las de Gabriel García Márquez (Ese es el siguiente
en esta categoría, muajajaja). Entonces, ¿qué hacer para que lean? Muy
sencillo: para eso están los libros de ahora. La cuestión es saber analizar,
encontrarle el trasfondo a las novelas de ahora. Si yo fuera maestra bien
podría pedirles a los chicos y chicas que me hicieran un análisis de Crepúsculo
o Cincuenta sombras de Grey. ¿Qué hay detrás de esas tramas, esos personajes? ¿Cuáles
son los pros y los contras? No se trata de que se queden únicamente con la
parte romántica, porque es ahí donde viene el error, el pecado, el que los
chicos y chicas no analicen realmente lo que leen. Y eso, amores míos, depende
de quienes les guiamos o los introducimos en el mundo de la lectura: maestros,
padres, adultos en general…todos nosotros sabiendo analizar dichas obras,
porque estamos de acuerdo con que no vamos a pedir que nos den una crítica si
nosotros no hemos leído el libro. Y si hacemos esto, entonces estaremos matando
dos pájaros de un tiro: los chicos acabarán leyendo por su propia voluntad (si
bien no hay que olvidar a quienes nada más no le entrarán las ganas de leer), y
serán personas de análisis, de crítica e ideas propias.
En fin, espero que algún día se
animen a leer a Salman Rushdie, y si no, bueno, ya les iré hablando de otros
señorones a ver con cual se les antoja entablar una conversación ;-)
Dudas, comentarios o sugerencias,
¡tecleen que yo los leo!
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