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domingo, 3 de abril de 2016

Echando un vistazo al pasado I: «Los versos Satánicos», de Salman Rushdie



¡Hola caracolas!

Al fin puedo arrancar este proyecto del que ya les he venido hablando por ahí.

Y es que una de mis hermanas (Makoto Black) me propuso leer los clásicos. Todo surgió porque yo le comenté que sentía que algo le faltaba a mi estilo y narración. Entonces ella me contestó: «Lo que sucede es que ya te has leído casi todo lo nuevo. Falta, entonces, que te leas los clásicos». Yo refunfuñé, porque tengo un trauma con los clásicos, gracias a que en la escuela buscaban metérnoslos a la fuerza, y eso era algo que me mortificaba muchísimo, porque encima, nos tachaban de idiotas e incultos si se nos veía leyendo otras cosas.

Sin embargo, hube de reconocer la verdad. Si yo, que proclamo a los cuatro vientos que de todo libro se puede aprender (sí, incluso de ciertas novelas cuyos títulos no mencionaré), entonces, no podía rechazar los clásicos, porque me gustase o no admitirlo, son los que pusieron las bases para muchos estilos y géneros.

 

Así pues, acepté el desafío, y junto con ella (bueno, ella en su casa y yo en la mía xD) comenzamos a leer: «Los versos satánicos», de Salman Rushdie.

 

Los versos satánicos (título original en inglés: The Satanic Verses) es la cuarta novela del escritor indio nacionalizado británico Salman Rushdie, publicada por primera vez en 1988. El título hace referencia a los versos satánicos, un intento de interpolación en el Corán descrito en la biografía de Mahoma escrita por Ibn Ishaq.

La novela narra la historia de Gibreel Farishta y Saladin Chamcha, dos actores de origen indio. Farishta es una estrella de Bollywood especializado en papeles religiosos con un fuerte complejo de superioridad; Chamcha, un emigrante que ha roto con su pasada identidad hindú, trabaja como actor de voz para comerciales, experto en adoptar cualquier acento, lo que le ha ganado la fama del "Hombre de las Mil Voces".

Al principio de la novela ambos caen en picado, al haber explotado, en un atentado el avión en el que viajaban, el Bostan 706, de India a Inglaterra. Sin embargo, sobreviven milagrosamente al caer cerca de las costas inglesas, transformados Farishta con una aureola angelical y Chamcha con unas nacientes protuberancias en la frente, respectivamente arcángel Gabriel y Shaitan.

Sus caminos se separan en la casa de playa de la señora Rose Diamond en donde son buscados por la policía acusados de ser inmigrantes ilegales, pero sólo es puesto bajo custodia Saladin Chamcha, puesto que Gabriel se les presenta a los oficiales irradiando la luz angelical de su aureola, convenciéndoles de su honesta estancia en el país sin tan siquiera decir una palabra. En cambio, a Chamcha, con sus ahora enormes cuernos caprinos que no solo lo delatan como extranjero sino que lo convierten en la viva representación de todo lo que es maligno y engañoso, los oficiales se lo llevan entre burlas y abusos físicos, a pesar de que afirma ser ciudadano inglés y ser sobreviviente del Bostan. Farishta lo observa todo como alejado, en trance, y no intenta siquiera ayudar

A la par de la narrativa principal, se intercalan visiones soñadas por Gibreel Farishta, que lo representan como el mensajero de Dios. Una de estas visiones narra la historia de Ayeesha, una joven campesina hindú, quien dice recibir mensajes de Dios a través del Arcángel Gabriel. Ella encabeza una peregrinación a La Meca, a pie, a través de la India.

La publicación del libro en 1988, en el Reino Unido, trajo consigo una fuerte polémica, desde la prohibición y quema del libro en los países musulmanes así como disturbios tanto en Inglaterra como en Estados Unidos. El 14 de febrero de 1989, el ayatolá Jomeini proclama una fatwa, instando a la población musulmana a ejecutar a cualquier persona relacionada con la publicación del libro. Una Bonyad o fundación religiosa iraní llega incluso a ofrecer una recompensa en efectivo por la muerte de Rushdie quien dos días después sería puesto bajo protección del gobierno británico las 24 h del día. Tales precauciones fueron fundamentadas cuando los traductores Hitoshi Igarashi y Ettore Capriolo así como el editor noruego Wiliam Nygaard fueron brutalmente atacados, en distintas localidades, por fanáticos musulmanes. El traductor de la edición japonesa murió a consecuencia de las heridas infligidas en dicho ataque.

La fatwa hacia Salman Rushdie sigue vigente, según reporta la agencia de noticias oficial del estado iraní, y la recompensa asciende a U$D 2,8 millones ofrecidos por una bonyad financiada por el gobierno.

 


 

Mi opinión:

Cuando me sugirieron este libro solo sabía que había desatado una gran polémica, pero desconocía por qué y hasta qué nivel.

Sumergirme en sus páginas fue difícil. El estilo de Rushdie es de esos que comienzan hablándote del clima, para después pasar al gato de tu vecina, luego a lo que se hará de almuerzo la semana que viene y por último de vuelta al clima. Es vertiginoso. Muy, muy confuso, debo admitirlo, y tuve que leerlo con muuuucha calma, dudando en más de una ocasión en si dejarlo o no. Pero entonces le cogí el tranquillo y el ritmo a la cosa, y fue cuando pude comenzar a disfrutar de la lectura, a interesarme por los personajes, sus vidas pasadas, el contexto en el que se desenvolvían, notando incluso la delicadeza y maestría con la que Salman Rushdie cambia de tema sin que te des cuenta, hilvanando una cosa con otra, cosas que aparentemente no tienen sentido, pero que cobran claridad en páginas más adelante.

Sin embargo, la narración no fue el aspecto que más me cautivó. No, uno de los tesoros que me llevo de este libro son los personajes. Y es que el autor tiene un don para construir personajes de tan compleja personalidad. Qué manera de plasmar sentimientos encontrados, manías, adquisición de ideas que se creen propias pero que no lo son, “traumas” propios…es una obra maestra. Mi favorito ha sido Chamcha, quizá por lo contradictorio que es, quizá porque me recuerda a mí, o porque siento que en él hay gran parte de la humanidad reflejada.

No, miento, la humanidad está reflejada en la trama.

Pareciera que todo acaba con esos dos, pero no es así. El trasfondo de todo esto es impresionante, o al menos a mí me ha dejado muy conmocionada, porque aunque el libro tiene sus años de haber sido publicado, es tan aplicable al hoy, representando y abordando no solo a la religión musulmana, sino a todas las religiones, a todos los hombres y mujeres, porque en este libro el que no cae resbala. Un libro muy fuerte, no apto para quien busca una lectura ligera, sino para quien quiere sentarse a filosofar sobre la vida y analizar la luz y las tinieblas que hay, sin excepción, en cada uno de nuestros corazones. Me ha dejado con la boca abierta, y si no le he dado el cinco en goodreads fue porque la lentitud de la narrativa me desquiciaba y o perdía en determinados momentos.

Finalmente, me gustaría compartir con ustedes algo que descubrí mientras leía este libro.

Existe muchísima gente que se queja que lo que se publica ahora es basura, que no enseña nada…y con Salman Rushdie he descubierto que no es cierto. La diferencia entre lo clásico y lo actual radica, más bien, en que los libros clásicos plasmaban de forma casi directa las reflexiones o los puntos cruciales a donde quieren llegar, mientras que las novelas de ahora no lo hacen, velado su propósito o reflexión por personajes que aparentemente están vacíos o por tramas cuyo contenido, de nueva cuenta, parece insulsa. Pero es que el problema no está en el escritor, sino en el lector. Vamos a ver, si a un adolescente, que ya tiene un montón de cosas en las que pensar y por las que preocuparse (quizá no tan importantes o trascendentales para los adultos, pero al fin y al cabo, son sus cosas y merecen respeto), resulta imposible pedirle que se meta a un mundo tan complejo y metafórico como lo es esta obra, o las de Gabriel García Márquez (Ese es el siguiente en esta categoría, muajajaja). Entonces, ¿qué hacer para que lean? Muy sencillo: para eso están los libros de ahora. La cuestión es saber analizar, encontrarle el trasfondo a las novelas de ahora. Si yo fuera maestra bien podría pedirles a los chicos y chicas que me hicieran un análisis de Crepúsculo o Cincuenta sombras de Grey. ¿Qué hay detrás de esas tramas, esos personajes? ¿Cuáles son los pros y los contras? No se trata de que se queden únicamente con la parte romántica, porque es ahí donde viene el error, el pecado, el que los chicos y chicas no analicen realmente lo que leen. Y eso, amores míos, depende de quienes les guiamos o los introducimos en el mundo de la lectura: maestros, padres, adultos en general…todos nosotros sabiendo analizar dichas obras, porque estamos de acuerdo con que no vamos a pedir que nos den una crítica si nosotros no hemos leído el libro. Y si hacemos esto, entonces estaremos matando dos pájaros de un tiro: los chicos acabarán leyendo por su propia voluntad (si bien no hay que olvidar a quienes nada más no le entrarán las ganas de leer), y serán personas de análisis, de crítica e ideas propias.

En fin, espero que algún día se animen a leer a Salman Rushdie, y si no, bueno, ya les iré hablando de otros señorones a ver con cual se les antoja entablar una conversación ;-)

Dudas, comentarios o sugerencias, ¡tecleen que yo los leo!



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