¡Hola mundo!
Dios, no me había dado cuenta de que
no había publicado reseña en lo que llevamos de este año…una disculpa, pero mis
múltiples ocupaciones me han tenido sumamente atareada, sin poder leer un libro
como Merlín manda. En fin, que ahora que he logrado despejarme he podido
sumergirme en las páginas de un fantástico universo que hoy vengo a compartir
con ustedes =)
Datos:
Título del libro: Elantris.
Autor: Brandon Sanderson.
Editorial: Ediciones B.
Año de publicación: 2005
Número de páginas:648
Sinopsis:
La ciudad de Elantris, poderosa y
bella capital de Arelon, había sido llamada la 'ciudad de los dioses'. Antaño
famosa sede de inmortales, un lugar repleto de poder y magia, Elantris ha caído
en desgracia. Ahora sólo acoge a los nuevos 'muertos en vida' postrados en una
insufrible 'no-vida' tras una misteriosa y terrible 'transformación'. En un
único volumen, una maravillosa historia de la moderna fantasía en que la
política, el amor y, también, la religión desempeñan un papel extraordinario.
Mi opinión:
Uff, qué difícil me resulta reseñar
libros de este tipo. Hacía tiempo que no leía fantasía —más por falta de tiempo
que por otra cosa—, quiero decir, sí que me había sumergido en uno que otro
mundo mágico, pero por alguna razón no lograba que terminara eufórica, no me
dejaba esa sensación de wow, de plenitud, de encandilamiento. Y ojo, porque no
estoy menospreciando a los libros que presidieron a este, simplemente, toparme
con Elantris ha sido como encontrarme con un delicioso vaso de limonada en
mitad del sofocante calor.
Pero vamos despacio:
La narración: hay algo peculiar en
el tono en el que se narra la obra. Está en tercera persona (cantos
angelicales) y posee un ritmo fluido, fresco y despreocupado. Fácil de leer,
eso sí, con su propia jerga, la cual puede resultar un poquito confusa al
principio, pero a la que no tardas en agarrarle la onda.
Los personajes: son toda una
maravilla. El hecho de que no solo no sean estereotipados, sino que tampoco
caigan en lo súper poderosos o sabelotodo, eso es genial. La protagonista
femenina es muy hábil en política y hasta en esgrima, pero si le preguntas de
labores «femeninas» simplemente, no da una. Los sacerdotes son fascinantes, muy
distintos unos de otros, con sus propios conflictos internos y unas
personalidades muy marcadas. Por otra parte, nuestro prota masculino, al igual
que la fémina en cuestión, es muy diestro para algunas cosas, pero sumamente
ignorante en otras. Quizá su optimismo a veces resulte exasperante…pero también
le toca sufrir lo suyo, venga, que no todo es felicidad en esta vida.
La trama: Elantris es un mundo
magnífico: tiene su propia cultura, sus propias creencias religiosas, un pasado
bien planeado, reglas mágicas que seguir, etc, etc. Solo tengo un inconveniente
con la trama y es, que me da la impresión de que el final fue precipitado y
recortado, además de que hubo cosas que no entendí. A lo mejor la intención del
autor es que algunos conceptos quedaran a interpretación del lector, para lo
cual, yo soy bastante torpe. Lo que no implica que no haya disfrutado la
historia, por supuesto. Como ya dije antes, Elantris ha sido una novela auto
conclusiva que me ha dejado un delicioso sabor de boca, impregnada de un
optimismo que me hacía mucha falta, y en definitiva, será uno de los libros que
ocuparán mi estantería entre mis favoritos.
¿Recomendable para todos? No estoy
muy segura. Creo que depende de qué se quiera leer porque, últimamente la gente
busca ver sangre, masacres, panoramas o situaciones oscuras (como traiciones a
montón y amargura de postre), cosa que no tiene este libro. Sí que hay
traiciones y eventos inesperados, también hay asesinatos —sniff, sniff—, pero
no es George R.R. Martin. Simplemente, es Brandon Sanderson, con sus pinceladas
de intriga, cambios de bandos, entes mágicos cuasi extintos y escenas que te
arrancarán una carcajada.
Así que si buscas divertirte,
sumergirte en un universo intrigante y conocer a personajes peculiares, esta es
tu obra. ¡Anímate a cruzar las puertas de la antigua ciudad elantrina!
Sin más que añadir, ¡tecleen que yo
los leo!
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