Datos:
Título: Blanca como la nieve, roja como la sangre.
Autor: Alessandro D´Avenia.
Editorial: Grijalbo.
Año: 2010
» ISBN: 9788425344244
Número de páginas: 256
» Sinopsis:
La conmovedora historia
de un adolescente de 16 años, enfrentado a una difícil experiencia que le lleva
a redefinir sus sentimientos en cuanto a amistad y amor, vida y muerte, y a
aprender la importancia de cumplir sus sueños. SIEMPRE ME HE PREGUNTADO POR QUÉ
EL AMOR Y LA SANGRE SON DEL MISMO COLOR: AHORA YA LO SÉ.
Mi opinión:
Si mis lágrimas fueran de un color, creo que serían azules. ¿Que
por qué azules? Porque a veces, las lágrimas pueden resultar muy hermosas. Como
el color azul en sus diferentes variantes.
Sobre todo cuando van acompañadas de felicidad o, más aún,
cuando llevan consigo un gran aprendizaje.
Es curioso como a veces hay cosas, en este caso, libros, que
caen en nuestras manos en momentos tan, pero tan oportunos que hasta te erizan
la piel. La verdad es que el título de este libro me había llamado
poderosamente desde hacía meses, si bien no tenía ninguna idea respecto a su
trama. Si he de ser franca, pensaba que se trataba de algún libro de fantasía o
algún romance sobrenatural. Ahora me doy cuenta de lo equivocada que estaba.
Equivocadísima.
La prosa de Alessandro D´Avenia es fresca, fluida y, por qué no
decirlo, juvenil. Sin embargo, no estoy muy segura de qué tan juvenil sea la
trama que maneja. No porque contenga contenido sexual, para nada, sino porque
hay mensajes tan profundos que no estoy segura de si un adolescente lograría
captarlos o interpretarlos de la manera correcta. Y no porque los adolescentes
sean descerebrados, nada más alejado de la realidad, sino porque, a mi humilde
parecer, la juventud de hoy está acostumbrada a un tipo de lecturas más
“light”, a tal punto que creo que podrían encontrar este libro un tanto soso y
aburrido.
Pero bueno, no pierdo la esperanza de que haya uno que otro
adolescente dispuesto a enfrascarse en esta enriquecedora lectura y la deguste
tanto como yo lo he hecho. Creo que esta es, como mismo se expresó alguna vez
Natalia C. Gallego de su propia novela, una historia con protagonistas
adolescentes que trata un tema un poco más adulto.
Amor, amistad, muerte, vida, incluso esta lucha constante contra
un Dios que a veces pareciera que no oye, una sociedad que castiga o se burla
de aquellos que nos permitimos soñar; todos estos puntos y más son los que toca
este libro. Y es que hacerse estas interrogantes, (como preguntarse el por qué
de la propia existencia, o por qué hay momentos en los que a la gente buena
pareciera lloverle sobre mojado más a menudo) no es propio únicamente de los
adolescentes. Creo que en más de una ocasión nosotros, seamos jóvenes, adultos
o ancianos, entramos en conflicto o perdemos el rumbo
Yo en lo personal, estaba extraviadísima cuando comencé a leer
esta obra. Sin exagerar, me sentía como alguien que camina a ciegas (sí lo sé,
yo camino a ciegas todos los días jajajaja, pero bueno, saben a qué me refiero)
durante días, dando tumbos, sin poder comer algo o tomar agua. No sólo estaba
perdida, sino que estaba cansada, harta de la injusticia, la crueldad de “la
vida real”. Había perdido mis sueños, mis ilusiones vueltas añicos y mis
fuerzas agotadas por una lucha que había estado librando, incluso, desde el año
pasado.
Y entonces, abrí este libro.
No sólo se reflexiona a lo largo de sus páginas, sino que te
ayuda a recordar muchas de las cosas que se pensaban cuando se es adolescente.
Me da la impresión de que mucho del repelús que algunos tienen por los chicos
de entre 11 y 18 años se debe a que han olvidado lo que era tener esa edad.
En mi caso, que estudio psicología, he tenido la oportunidad de
estudiar las teorías y corrientes que explican su comportamiento e ideología,
pero, de la misma forma en la que pienso respecto a cualquier persona, tenga la
edad que tenga, creo firmemente que el ser humano es más que un puñado de
corrientes psicológicas. Y los adolescentes no son la excepción. Se puede
analizar su conducta de un millón de formas, pero eso no significa que los
entiendas en realidad. No es lo mismo saber por qué hacen o dicen tales o cuales
cosas, que verdaderamente comprenderlos, empatizar con ellos.
No basta con darles el avión, no basta con ignorar sus
constantes cambios de humor; hay más detrás de esas caras, mucho más de lo que
a algunos les gustaría admitir. El problema es que socialmente estamos
acostumbrados a minimizar todo lo que nos dicen, cuando en realidad, lo más
conveniente sería escucharlos, orientarlos permitiéndoles ser como son, sin
criticarlos, juzgarlos y mucho menos desprestigiarlos, sólo por atravesar una
etapa de la vida que todos atravesamos. La adolescencia es tan o más importante
que la infancia, por lo que creo que no debería despreciarse como lo hacen
muchos adultos.
Y es que, nos guste o no, los adolescentes tienen todavía ese
algo que se pierde en la adultez. Hay frescura, ocurrencia, ingenio,
creatividad pero sobre todo, hay ilusión y esperanza. Algunos adultos logran
conservar todo esto, pero otros, debido a las circunstancias que les toca
vivir, lo pierden. Yo estuve a punto de perderlo, pero Leo me regresó esos
preciosos tesoros, recordándome un proverbio que ha sido como una ley para mí: «
¡caerse está permitido, levantarse es obligatorio!».
«Blanca como la nieve, roja como la sangre» es más de lo que
aparenta, es el reflejo de una realidad cruel, de una vida que a cualquiera
podría tocarle vivir. Es frustración, rabia, reproche. Pero también es
esperanza, reflexión y sabiduría expresados en un libro.
Así que si estás perdido, enfadado con el mundo o a punto de
morir por la sequía de sueños, te recomiendo leer a Alessandro D´Avenia, seguro
que aliviará el ardor del diario vivir.
¿Han leído a este autor antes? ¿Les gusta este tipo de libros un
tanto filosóficos? ¡Tecleen!
¡Itza, tanto tiempo! He estado demasiado ocupada y con tiempo apenas para respirar, pero te traigo una nominación que te dejé en mi blog, por si acaso pones de esas cosas en el tuyo.
ResponderEliminarhttp://luchsaugen.blogspot.com/2013/08/premio-one-lovely-blog-award.html
¡Muchos saludos!