Títulos a reseñar:
Canción de hielo y fuego #2: Choque
de reyes.
Canción de hielo y fuego #3:
Tormenta de espadas.
Canción de hielo y fuego #4: Festín
de cuervos.
Canción de hielo y fuego #5: Danza
de dragones.
Sí, ya sé, sólo a mí se me ocurre
reseñar cuatro libros a la vez, y de la complejidad que suelen ser los libros
de George R. R. Martin, pero oigan, algo tenía que hacer en este mes y medio de
ausencia. Quizás se pregunten por qué no reseño uno por uno, pero para ello, o
sea, para lanzar una reseña realmente objetiva, tendría que volver a leerlos
uno a uno, a fin de no mezclar sucesos. Y sin ofender al señor Martin, pero hay
otros libracos que esperan caer en mis manos.
Así pues, vamos a ello:
Tengo que decir que Martin mejora
tremendamente en los siguientes libros. En mi reseña de: «Juego de tronos», me
vi venir cada una de las traiciones e intrigas, pero a partir de «Choque de
reyes» el autor consiguió sumergirme en su juego y engatusarme bien con su
encanto para narrar y presentar los hechos, hasta tal punto que bajé la guardia
por completo, y me dediqué simplemente a disfrutar de la historia.
Contraria a otras narraciones de
tipo épico, Martin tiene el talento y el cuidado de hacer que su narrativa sea
ligera y bien llevadera. Continúa presentando descripciones poco densas, aunque
sustanciosas en el justo momento, sin preocupar por detallar aspectos, entornos
o personajes que no vienen al caso. No obstante, me ha parecido que en algunas
ocasiones tiende a ocupar un mismo calificativo para personajes de relleno (por
ejemplo, ocupa seguido la expresión «picado de viruela» a la hora de describir
a los posaderos o a los malotes del camino) que, si bien no es un pecado, sí
que me ha saltado a la vista y me ha hecho fruncir el ceño, confundiéndome y
haciendo que me preguntara si no era el mismo tipo que había aparecido en
páginas anteriores.
Sobre los personajes…hay una cosa
muy curiosa en ellos, y es que mientras algunos evolucionan rápidamente (como
Jon Nieve) hay otros que tardan en avanzar (como Sansa), y otros más cuya personalidad
se mantiene notoriamente y se realza en las situaciones de mayor intensidad.
Tengo que reconocer que mantener a tantísimos personajes en diferentes estados
de transición es todo, todo un reto, porque requiere de una gran concentración.
Quienes escribimos podríamos resumir este fenómeno como: «cambiar de casete»,
pero es mucho más complejo que eso. A veces, las personas piensan que para
escribir una historia sólo hace falta que se te prenda el foco para poder
sentarte a escribir, pero lo cierto es que hay mucho más detrás de este humilde
oficio. En especial, cuando manejas a tantos personajes como lo hace Martin.
Para empezar, la historia, el libro tiene su propio tono, un ambiente que reina
en todas y cada una de las páginas, pero dentro de esas páginas, están los
personajes. Cada personaje tiene su personalidad, su voz dentro de la misma voz
del propio libro, y su forma de percibir el universo en el que coexisten. Dicha
personalidad puede mantenerse, o retroceder, o avanzar a grandes, cortos o medianos
pasos, y eso, no se consigue en una página o dos. Si tuviera que hablar de un
maestro de personajes, el mejor en trabajar el constante cambio de sus
personalidades, ese sería Martin, sin duda, y le hago una florida reverencia
por ello.
La trama…tengo sentimientos
encontrados acerca de la trama, porque siento que hay una historia y no la hay.
En mi humilde opinión —muy humilde, aclaro, antes de que una horda enfurecida
de fans me caiga encima— la guerra (por llamarlo de alguna forma) ha sido sólo
un pretexto para contar las historias individuales de cada uno de los
personajes. Para mí, ha llegado el punto en el que poco me importa la guerra, y
eso resulta…me resulta extraño y fascinante a la vez, porque nunca antes me
había pasado tal cosa. Me interesa más ver cómo x o y personaje va a acabar o a
resolver sus conflictos, que la guerra en la que todo el universo se ve inmiscuido,
de una u otra forma. Pienso más en los personajes que en una «gran batalla
final», a diferencia de como me ha pasado en otras sagas. ¿Y eso es malo o
bueno? Ninguna de las dos, simplemente es una cosa muy curiosa.
Para finalizar, creo que Canción de
hielo y fuego no es para todos. Hay mucha gente a la que estoy segura se le
haría pesado leer los libros, debido a la gran cantidad de personajes y a lo
densas de sus personalidades, no obstante, puedo afirmar que, si vieran la
serie de televisión, la cosa cambiaría. Y nada tiene que ver con que les guste
o no leer, sino que simple y sencillamente, para algunos es fácil retener
descripciones textuales, y para otros, es más sencillo guardar en su memoria
las caras, las imágenes y los sonidos que envuelven tal o cual escena. Por eso,
pienso que si planeas sumergirte en estas maravillosas novelas, debes hacer
gala de una buena memoria, porque el resto (el entretenimiento, la emoción y el
enganche) te lo proporcionará Martin sin escatimar ;-)
Y ya saben, dudas, comentarios o
reseñas, ¡tecleen que yo los leo!
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