Dicen que el camino del escritor es ingrato. Yo lo he comprobado
estos días.
Esta semana, me atrevo a decir que desde el viernes, ha sido de
lo más dura para mí literaria y personalmente hablando. Me considero una persona
bastante perseverante, pero estos últimos días me han hecho re-plantearme
muchas cosas. Porque así como ha habido gente que me ha apoyado con Cultre,
también la hay que no está conforme con mi decisión, que si debí publicar la
novela en Potterfics (aunque de entrada, con el prefacio no me hubieran
dejado), que si debí seguir buscando editorial, que si por qué le puse precio a
mi trabajo, que si este último es verdaderamente bueno como para tener un
precio o sólo lo he hecho para inflarme el ego.
Y aunque al principio le di por su lado a toda esa gente, al
final acabé por tambalearme, como ya dije, esta situación se me ha juntado con
otros aspectos personales. Lo he dicho y lo seguiré diciendo: mi intención con
Cultre —y con todos mis escritos en general— nunca ha sido convertirme en la
próxima Rowling o Laura Gallego; si he de ser franca, el libro apenas y se está
vendiendo en Amazon. Mi único objetivo es contar la historia de mis personajes,
ser capaz de entretener a la gente, de hacerla olvidar aunque sea un ratito lo
caótica que puede volverse a veces la vida. Si le he puesto precio al libro ha
sido por respeto al esfuerzo invertido en el proceso, nada más.
Sobre si mi trabajo es bueno o no, eso sólo lo pueden responder
mis lectores. Lo que sí puedo contestar yo, es que cada palabra que escribo,
sea de un fanfic, de un cuento o de una novela, la escribo con toda la pasión y
dedicación que pueda tener en esos momentos. Lo que sí puedo garantizar es que
detrás de cada uno de mis textos, hay días de planeación, noches de desvelos y
horas invertidas de investigación. Son raros los escritos que he redactado así
nada más. Mi proceso creativo es bastante largo y complejo. Y aún así, sé que tengo errores, y
precisamente porque estoy consciente de ello es porque acepto de buena medida
los consejos que los propios lectores hacen. Nunca se deja de aprender en este
trayecto, así como se puede aprender de cualquiera que se te cruce en el
camino. Eso sí, tengan por seguro, que cada uno de mis textos lleva una parte
de mí.
Para algunos esto será suficiente, para otros, no; mas al final
creo que me quedo con los que sí lo aprecian, no por orgullo o por vanidad,
sino porque esos que lo aprecian también saben tirarte de las orejas, y eso es
algo muy importante para mí. Hoy, especialmente, quiero darles las gracias a
dos lectores, mismos que me han devuelto el alma al cuerpo y, por qué no
decirlo, me han sacado las lágrimas: Dann y Alesthea.
En serio, me han hecho la semana. Para ellos también va la
canción de hoy, misma que corre a cargo de mi grupo favorito: Kalafina. Subo el
único video que pude encontrar, ustedes disculparán que tenga el volumen muy
bajito. De cualquier forma, les pongo aquí la traducción que encontré de la
canción:
«Déjame escucharte
decirle “adiós” una vez más
A la noche que
pronto terminará
Siento un escalofrío
en esta lluvia de invierno
Me pregunto ¿Qué dejé
en aquella calle?
Sin tener nada que
decirle a alguien
Cierro sentimientos
que brotaban en mí
Mientras termino la
última línea del libro que amo
¿Hacia dónde se
dirigirá mi corazón…?
Déjame rodar en el río
de la vida… aahh…
Déjame fluir en el río
de la vida… aahh…
El sol va alrededor
del río de la vida… aahh…
Brilla donde está
el corazón…
Incluso si me dicen
que lo único que hago es soñar
Yo lo único que
quiero es ser amable
Y encontrar las
palabras para reconfortar
A quienes están
frente a mis ojos
Déjame rodar en el río
de la vida… aahh…
Déjame fluir en el río
de la vida… aahh…
El cielo es alto en
el río de la vida… aahh…
Y busca donde está
el corazón…
El amanecer siempre
es de color azul
Como el grupo de
pájaros que hacen ruido fuera de la ventana
Crees en un mañana
donde tus deseos se podrán hacer realidad
Déjame rodar en el río
de la vida… aahh…
Déjame fluir en el río
de la vida… aahh…
El sol va alrededor
del río de la vida… aahh…
Brilla donde está
el corazón…»
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