Antes que nada, una disculpa por no sacar teclas musicales esta
semana, pero la universidad y con ello, la tesis, me traen del tingo al tango y
por eso no pude colgar una canción.
Por otra parte, informarles que Ekibyo, el segundo tomo de la
saga Destino ya tiene portadas, y que se está realizando una dinámica para que
voten por su portada favorita, además de que claro, den su opinión. Ya saben
que tanto la diseñadora como yo estamos abiertas a sugerencias. Si tienen
alguna idea de cómo mejorarlas o de si algo no les parece con ellas, adelante,
sin pena pueden expresarlo en los comentarios de la entrada, o bien escribirme
directamente a mi correo: tess_itza_ortaceli@hotmail.com
Aquí está el link que los llevará a la entrada donde podrán ver
las portadas:
Ahora sí, pasemos a lo que nos concierne.
Así es, llegó el momento de continuar con la siguiente candidata
a entrar en esta sección: la señorita Demian, escritora de fanfics y textos
propios en Potterfics.
De nueva cuenta, a esta autora la conocí por una casualidad, de
esas veces en las que te pones a ver la lista de actualizados y, luego de un
montón de títulos con «1D» —no me malinterpreten, yo ni siquiera conozco al
grupo, pero ver ese número y esa letra tantas veces marea— como bandera,
encontré uno que me llamó la atención: «Tengo ganas de ti». Guiada más por una
corazonada que por otra cosa, me adentré en este original —sí, original—, pero como
no estaba terminado —más bien, no tiene mucho que lo empezó—, no podía hacer
una crítica al respecto, no en este blog.
Pese a ello, dejé mi respectivo comentario en el capítulo,
explicándole también a la autora que estaba interesada en hacerle una crítica
cuando la trama estuviese más avanzada. Así pues, Demian me remitió a otra de
sus creaciones, la cual sí estaba terminada y que podía criticar si gustaba.
Y ahí dije yo, frotándome las manos y con cara maliciosa: «siii,
ñaca-ñaca, la criticaré…», pero el tiro me salió por la culata cuando vi la
cantidad de capítulos: ¡cincuenta y uno! Bueno está, por ponerme Ryddle de
antemano ¬¬
Así que respiré hondo y me dije: «vamos, Itza, no te
defraudará…»
¿Y qué creen?
Van a tener que seguir leyendo la nota para enterarse.
«Dulce Locura» es el título de este… es que es muy largo para
llamarlo relato, y no sé si llamarlo cuento. Vamos a dejarlo en novela corta,
porque fanfic no es, ya que todos los personajes que ahí aparecen son
originales; está narrado en primera persona, siendo los primeros capítulos muy
confusos, a veces por la narración atropellada, otras veces por los dedazos
pero también, por el cómo la autora juega con el lector. Llega un punto donde
no sabes de qué rayos te está hablando el protagonista, si este es un vampiro
—fue la primera impresión que me dio, y casi salgo corriendo—, si es malo, o si
le están haciendo algo malo, —o a lo mejor es que yo soy muy despistada— si es
un niño, o un adulto, o un adolescente el que cuenta la historia. Total que me
tragué los primeros capítulos como si fuese una comedora compulsiva y con una
incertidumbre de los mil demonios.
Afortunadamente, la cosa se va aclarando de a poco. Los dedazos
son notorios; quizá no para hacerte sangrar los ojos, pero sí recomendaría a la
autora pulir el texto, porque al final de cuentas es una bonita historia. En
definitiva, a esta chica se le da mejor escribir en primera persona que en
tercera —aunque en «Tengo ganas de ti» hay muy buenas descripciones—, no
obstante, y este es un asunto que yo misma se lo he comentado a ella, tiende a
descontrolarse con los tiempos de la narración, y este es un punto muy
delicado.
A ver, si la idea es jugar con el lector, jugar con los tiempos
está perfecto, pero cuando realmente no es necesario pasar del pasado al
presente y viceversa es algo que puede acabar por hartarte y hacerte dejar la
novela. Este fue el principal factor porque la lectura del texto se me hizo tan
pesada. En mi opinión, el único momento donde habría jugado con el tiempo de
los verbos sería en el capítulo uno, y eso, si la trama hubiese sido como me la
imaginé al principio, cosa que no ocurre en este caso; así que en general, la
narración habría quedado brillante si hubiese sido escrita toda en primera
persona.
Lo grandioso de Demian es que parece tomarse el tiempo para
estructurar sus personajes. Todos están bien definidos, muy sólidos, de esos
que casi casi puedes tocar. Tal vez al final hicieron algo que no me cuadró del
todo, pero de que son personajes bien trabajados, eso que ni qué.
La trama es buena. La trama en sí, la central, es excelente.
Tiene tintes de varias películas de corte psicológico, donde se mira cómo el
protagonista se va trastornando de a poco. Mas no de esos brotes psicóticos que
dan de repente por una situación, sino de un proceso lento, que se va cociendo
de a poco. Puedes ver de manera muy clara cómo Rubén se va perdiendo, que sí,
ya venía desviándose, pero ver esa etapa de desvarío, de ver cómo su lado
oscuro lucha —de forma muy realista— contra el bueno, es algo que puedes
paladear con gran gusto. Nada de «vio morir a sus padres y se volvió loco». No,
esto es más sutil, más bello, por llamarlo de alguna forma.
Hay
romance, por más raro que parezca y, si bien a mi parecer eliminaría algunos
capítulos a los que no les hallé sentido ni razón de ser, es un romance
aceptable, no muy empalagoso pero tampoco a la fuerza, aunque al principio eso
puede parecer, Demian se las ingenia y te ofrece explicaciones creíbles más
adelante.
Y ahora, el final. Tal vez a la mayoría de las personas les
parecería genial que luego de una trama oscura, con tintes del Silencio de los
inocentes —o el Silencio de los Corderos, como la conozcan— tenga un «bien
merecido final feliz». Bien, pues yo no soy así. Y es que por alguna extraña razón
que todavía no comprendo, pensé que la historia terminaría justo de regreso en
el capítulo uno. No revelaré mucho, sólo que el final no me gustó para nada, se
me hizo incongruente con toda la personalidad del protagonista que Demian había
estado manejando, incoherente con la propia personalidad de los malos malosos.
Llámenme rara, llámenme maldita por querer para los personajes un final trágico
y triste, pero creo que esta historia habría terminado con un broche de oro de
haber acabado así. El que la autora le dio se me hizo muy de Walt Disney, me
dio la impresión de que la escritora le tuvo compasión a sus personajes, porque
quizás ya habían sufrido suficiente. Pero es que al tenerles compasión, a veces
lo único que conseguimos es quitarle realismo a la historia.
Demian me dio buenas razones que podrían sustentar el final —más
concretamente, el epílogo—, pero como plasma muy poco de ellas en el texto —un
párrafo o dos—, estas no hacen acto de presencia lo bastante como para dejarme
satisfecha.
Sin embargo, creo que esta novela tiene futuro. Creo que si la
autora se lo propusiese, si la puliese, si la trabajase un tiempo y modificase
una que otra cosilla, esta novela bien podría ser autopublicada en Amazon.
Demian tiene ideas muy originales, cuando se lo propone y anda inspirada
—porque eso sí, se nota en sus escritos cuando esta chica anda con la musa
activa—logra una narración estupenda. Les invito a que la lean, a que le den su
opinión acerca de su trabajo, recuerden que ustedes tienen una visión más
amplia que nosotros los escritores, sobre todo tratándose de nuestros propios
textos; además de que por supuesto, sus comentarios son alimento para nuestras
almas literatas ;-)
Aquí les dejo el enlace a su perfil de Potterfics:
Y
aquí, el enlace a Dulce locura:
¿La
han leído? ¿Piensan hacerlo? ¿Les gustan las historias con finales felices? ¿O
creen que necesito ser ingresada en un manicomio urgentemente? ¡Tecleen, quiero
leerlos!
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