Datos:
Título del libro: Desconexión.
Saga: Desconexión #1
Autor: Neal Shusterman.
Editorial: Anaya.
ISBN: 9788467829396
Año de publicación: 2012.
Número de páginas: 414
Sinopsis:
¿Qué harías si decidieran
desconectarte? Connor, Risa y Lev tal vez consigan escapar..., pero
¿sobrevivirán? Tres vidas distintas. Una ley implacable. Un único final. Solo
si llegan a los dieciocho podrán evitarlo. La Segunda Guerra Civil de Estados
Unidos, también conocida como «Guerra Interna», fue un conflicto prolongado y
sangriento que concluyó con una resolución escalofriante: la vida humana se
considerará inviolable desde el momento de la concepción hasta que el niño
cumpla los trece años, entre los trece y los dieciocho años de edad, sin
embargo, los padres pueden decidir «abortar» a su hijo de modo retroactivo...
con la condición de que el hijo, desde un punto de vista técnico, no muera. Al
proceso por el cual se acaba con él al mismo tiempo que se le conserva con vida
se le llama «desconexión». Actualmente, la desconexión es una práctica
frecuente y socialmente aceptada.
Mi opinión:
El tipo de libros que leí hace
tiempo, y que he releído con muchísimo gusto. El tipo de libros que durante la
primera lectura me ha hecho llorar, y durante la segunda me ha formado un nudo
en la garganta y me ha llenado los ojos de lágrimas. Una distopía que pareciera
ser una más, pero que se mete dentro de ti, haciéndote pensar, comenzando con
temas casi banales pero que va ahondando poco a poco y sin que te des cuenta,
metiéndose en tu subconsciente, planteándote interrogantes sobre la vida, sobre
dios y sobre la muerte, sobre la adolescencia y lo duro de la vida. Así es como
definiría Desconexión, como un libro duro, crudo y que te deja atónito y con un
regusto agridulce en la boca, no porque sea malo, sino porque refleja
exactamente como es la vida, amarga y dulce a la vez, jodida y desgraciadamente
irónica como una perra.
Neal Shusterman narra en tercera
persona del presente. Tengo que decir que su tipo de narración me desconcertó
al principio, y ahora que lo agarré de nuevo, me volvió a desconcertar, ya que
estoy acostumbrada a que me cuenten las historias en pasado y no en presente,
mucho menos, en tercera persona y en presente. No obstante, una vez le agarras
el tranquillo, la lectura es amena y ágil, explícita en lo que a sentimientos
se refiere, sobre todo, a la hora de detallar la confusión interna de los
adolescentes. Soy fiel creyente de que si mostrásemos un poquito más de
comprensión hacia los adolescentes quizá las cosas serían distintas, aunque por
supuesto, hay cada muchachito al que dan ganas de dejarle un ojo morado…en fin…el
caso es que las descripciones de este libro son divinas, a mí al menos me han
encantado.
Y los personajes no se quedan atrás:
Connor es un chico con problemas del control de la ira, un joven que se
enciende rápido pero que en el fondo posee un corazón de oro, aunque ese
corazón y esa cabecita detectivesca lo metan a él y a quienes lo rodean en un
montón de problemas. Risa es una chica al cuidado del estado, más sensata, pero
también con sus miedos e inseguridades los cuales, la vuelven tan humana como
cualquier otro. Y Lev…Lev es un niño, un niño rico y al que han criado con una
espantosa creencia, o más bien, al que le han quitado toda la capacidad de
creer en lo que mejor se le acomode, imponiéndole una fe, un modo de pensar, un
mundo en sí, que acaba por venírsele encima, aplastándolo, transformándolo,
oscureciéndolo. Lev es el personaje que más evolucionará a lo largo de la
trama, y aunque a mi parecer el autor pudo haberse explayado unos cuantos
capítulos más en él, tampoco puedo quejarme, porque entre Lev y cierto grandote
con un tiburón en el brazo…me han dejado sin palabras.
Sobre la trama no puedo decir mucho,
no más de lo que ya he dicho: Desconexión atrapa, te hace pensar, te deja sin
aliento, hace saltar las lágrimas, se queda muy adentro de ti. Es un libro que
podrías leer una y otra vez, y al que le encontrarías algo nuevo en cada
lectura, la clase de libro que te dejaría pensando sin importar la cantidad de
veces que lo hayas hojeado. Hace tiempo Desconexión se ganó un lugar en mi
corazón, y hoy, lo ha vuelto a hacer.
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