Reseña: «Septiembre Zombie», de David Moody

Datos:

Título del libro: Septiembre Zombie.

Autor: David Moody.

Número de páginas: 277

ISBN : 9788445078082

Sinopsis :

En menos de veinticuatro horas una virulenta y agresiva enfermedad acaba con la práctica totalidad de la población humana. Miles de millones han muerto. Cientos mueren cada segundo. No hay síntomas ni avisos. Las víctimas de la infección sufren una violenta y dolorosa agonía. Sólo un puñado de personas sobreviven. Pero, al final del primer día, estos supervivientes también desearán haber muerto. Porque entonces la enfermedad golpea de nuevo y comienza la verdadera pesadilla.

Mi opinión:

Primera novela de Zombies que leo. La verdad es que estas “simpáticas” criaturas y yo poco habíamos tenido que  ver. No soy fan de las películas de Zombies, a pesar de que mi hermana menor ha visto todas y cada una de las de este género, poco me había interesado por ellas. Sí que había visto una que otra pero, siempre acababa durmiéndome —no me pregunten por qué, pero cuando una  película no me gusta, me aburre y me da mucho sueño—, no sé, como que no les encontraba el chiste. Hasta que una tarde, en la que tenía planeado ir a ver la del Hombre de acero, mi hermana salió con que quería ir a ver Guerra mundial Z. Yo protesté de inmediato, pero mi mejor amiga, quien iba a acompañarnos, dijo que estaba muy buena y que valía la pena verla. Total que al final accedí… ¿me quedé dormida? No. Estuve pegando de gritos casi toda la película —influenciada, también, porque mi hermana me tenía agarrada de un brazo, me zarandeaba con cada escena de acción y exclamaba: ¡ahí vienen, ahí vienen!—, y pregúntenme cuántas veces he vuelto a ver la peli en mi casa. Como unas veinte veces, más o menos.

Así que desde entonces, decidí darle una oportunidad a los muertos que caminan. Empecé a buscar novelas de Zombies, y la primera sinopsis que llamó mi atención, fue esta: «Septiembre Zombie», de David Moody.

La narración de Moody es densa. Admito que al principio se me hizo un poco pesada, sobre todo, por el ritmo de la misma. De lo que sí no puedo quejarme es de las estupendas descripciones, mismas que te transportan al sitio donde se desenvuelve la trama, logrando que puedas visualizar el entorno pero en especial, que puedas experimentar la tensión de los personajes, misma que crece poco a poco; así como su incertidumbre al no saber qué es lo que pasa.

Sobre los protagonistas, me ha gustado mucho esta parte que Moody ha sabido explotar, y es el tema del miedo. En varias novelas se ha hablado de cómo el miedo nos lleva a hacer tal o cual cosa, pero aquí, el autor toca algo que también es cierto y que, es hasta más escalofriante que cualquier acción que se pueda tomar como consecuencia de esta emoción: la parálisis. Y es que varios de los personajes, como ocurre en la vida misma, deciden quedarse paralizados, escondidos en el primer refugio al que llegan. Y aunque los que salen de este no hacen mucho luego de su partida, este aspecto del ser humano me ha parecido fascinante. Trayéndolo un poco a la realidad, ¿cuántos de nosotros no preferimos quedarnos paralizados en un sitio, en un empleo, en una relación…incluso aunque nuestra vida peligre? Yo diría que la mayoría. Y no sólo por comodidad o confort, sino por el miedo a afrontar lo desconocido.

Por último, la trama. Creo que este es el punto más flaco, porque aunque he de admitir que el libro te mantiene enganchado hasta el final, se me ha hecho un poco lento. Algo que debo reconocerle es que aquí, los zombies no despiertan con hambre voraz así de repente, sino que van sufriendo una especie de evolución. Quizás por eso algunas partes se me han hecho tediosas, porque esperaba encontrar más acción en las páginas, a pesar de que como mencioné antes, el libro me ha tenido pegada desde el principio hasta el fin.

Así que si pretenden introducirse en este género, David Moody es una buena opción, ya que si algo puedo garantizarles, es que los tendrá aferrados a sus letras hasta que llegue el sombrío final.

Y ya saben, dudas, comentarios o reseñas, ¡tecleen que yo los leo!