RESPETO

En el artículo: «nutriegogía» hablábamos de saber defender nuestros escritos con la educación siempre como bandera. Hoy ahondaremos en el tema.
Quizás piensen que este tema no tiene nada que ver con la literatura, pero resulta que tiene relación y más de la que se imaginan. Makoto Black publicó en su blog (www.oseznaentrelasfloresdelpostre.blogspot.com ) un artículo también publicado en Potterfics; que habla sobre las críticas que recibe un autor. Una cosa es cierta: nosotros sabemos si tomamos o dejamos los comentarios que nos hacen aquellos que nos leen.
Sin embargo, varios de los que escribimos podemos ser críticos, pero desconocemos la manera correcta de expresarnos. Está de sobra decir que las palabras pueden tener un gran alcance y, si son de carácter negativo más. No hablo sin fundamentos, he tomado un taller de comunicación y he vivido en carne propia los efectos que una mala comunicación pueden causar.
Pero no me voy a meter en cuestiones psicológicas.
La cosa aquí es, aprender a expresar nuestras opiniones. Creo que podemos manifestar nuestra inconformidad sin llegar a ser hirientes. Sin dejar a un lado el respeto. No es lo mismo que yo diga: «Chico, tu forma de escribir es una vergüenza…» a que diga: «Hola, me ha gustado la idea central de tu escrito, lo que creo podría pulirse en ciertos aspectos…». Por más «verdaderos» que sean nuestros comentarios deben moderarse las palabras ofensivas.
Eso de: «yo sólo digo la verdad y si el otro se ofende no es problema mío» ya pasó de moda, por favor. Pilatos murió hace muchísimo y con él su técnica de lavarnos las manos. Seamos responsables de la gravedad que puede alcanzar nuestras palabras y, tengamos la humildad de reconocer que nuestra manera de expresarnos es, en ocasiones, la menos apropiada.
Pero, ¿cuál es la forma correcta, entonces?


1. Antes de soltar los deditos santos sobre el teclado, pongámonos en los zapatos del autor. ¿Cómo nos gustaría que nos corrigieran?
2. No nos limitemos a marcar los puntos malos. Seamos buenos críticos y añadamos a nuestro comentario la estrategia que el autor debe seguir para remendar esos fallos.
3. Paciencia. Esto se aplica más a quienes nos hemos enfrentado a un público: escribir y publicar algo (ya bien sea en foros, editoriales, revistas, periódicos o páginas de internet) no es sencillo. Y el cambio suele tomar años. Yo empecé a escribir a los quince y, es hasta ahora (seis años después) que se ve el verdadero cambio. No esperemos que el autor mejore con el primer señalamiento que le hagamos.
4. Finalicemos nuestra nota con palabras de aliento. Un «ánimo, tú puedes», ayuda a mejorar el autoestima del autor luego del bombardeo de correcciones.


Algunos dirán: «venga, ¡que no soy psicoterapeuta! » Y quizás sea cierto, pero nunca está de más saber. Y si aún así les vale un pepinillo partido por la mitad estas cuestiones, el mensaje siguiente es para aquellos que reciban comentarios de este tipo de personas:
Al diablo su opinión.