Ah, los personajes de una historia. Aquí es donde digo que el escritor juega a ser Dios (y que nadie se me ofenda por favor) Creamos a seres casi vivos. Y digo casi vivos, porque esa impresión debe causar al lector. Hay que crear personajes verosímiles, con los que nuestros lectores se sientan identificados.
Así que ahí va la fórmula para hornear personajes:
1. El físico. Admito que rompo un poco este esquema. Se supone que hay patrones a seguir en el físico del personaje según su papel (por ejemplo, al villano le ponen rasgos grotescos o en extremo guapos) pero pues yo hago pequeñas excepciones en ciertos personajes. Ojo, sólo en ciertos personajes y pequeñas excepciones. El físico también tiene que ir acorde con la personalidad del personaje, su trabajo, su rol en la sociedad, el lugar de donde procede, etc. Una de mis hermanas es cuentista, y ella no se ha conformado con imaginárselos, sino también los ha dibujado y, una vez convencida con ellos, procede a escribir la descripción.
2. Biografía. Aquí hacemos un viaje en compañía de nuestro/s personajes. Un viaje al pasado, el presente y si se puede, el futuro. ¿Dónde y cuando nació? ¿Quiénes son sus padres? ¿Cómo fue su infancia, su adolescencia…? ¿Hubo algo que marcara su carácter? No es necesario que se haga esto con toooodos los personajes, sino con los que más nos interesan. Es bueno conocerlos a fondo para saber cómo reaccionarán ante las problemáticas que les vamos a poner.
3. El nombre. ¡ah, el nombre! Yo soy muy selectiva en este punto. Me encanta todo lo simbólico, así que la mayoría de mis personajes (los principales, sobre todo) tienen un nombre con un significado especial, ya bien sea de acuerdo a su personalidad…u otras cositas. A veces se inventan nombres, jugando con los que ya existen y retorciéndolos un poco, quitándoles letras o agregándoles otras. Pero cuidado, los nombres tienen que ir de acuerdo a la época y la geografía en la que se mueve el personaje. No le vamos a poner a un indio apache «Carlo de la Victoria».
4. Personalidad. Creo que la sola palabra da a entender todo. ¿Cómo es el carácter del personaje? ¿Y cómo reaccionará ante las diversas situaciones? Este paso va de la mano con el número dos. Por eso es importante remontarnos al pasado del personaje. Marcar sus temores, sus gustos, sus disgustos, sus prioridades, sus valores…sus sueños y su filosofía de la vida. Todo esto y muchas cuestiones más.
5. Credibilidad. Hay que hacer a los personajes lo más verosímiles que se pueda. Moldearlos, pincharlos y ver qué reacción manifiestan, palparlos y comprobar que despiertan en el lector emociones tales como el llorar con él, o desear que lo parta un rayo (en el caso de los villanos).
Y es todo. Debo decir que la creación de un personaje es una labor extensa pero también muy, muy entretenida. Yo adoro esta etapa (aunque también me da algunos dolores de cabeza) y doy lo mejor de mí en ello.
BENBENUTO
BENBENUTO
Que tu estancia aquí sea placentera, y que mis letras logren llevarte a la reflexión, al análisis pero sobre todo, que te sirvan de aliento, de consuelo y apoyo. No estás solo, escritor novel. Yo camino a tu lado, hoy y siempre.
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